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San Antonio Abad
Envuelta en telas encoladas, sobresale de manera muy llamativa el trabajo escultórico de la cabeza y las manos, de expresivo verismo. En ella su anónimo autor reflejó la rigurosa vida de penitencia del monje y anacoreta egipcio, retirado en el desierto y asaltado de continuo por las múltiples tentaciones del demonio. Representado con el hábito blanco, y la capa negra con capucha de su orden, que cae desde la parte posterior de su cabeza y portando en la mano izquierda un libro y en la derecha el báculo abacial. A los pies de la imagen se halla el cerdo, su atributo más personal y popular que hace alusión a su patronazgo sobre los animales. Sobre el pecho ostenta la simbólica <<tau>>, signo de su poder taumatúrgico y curador. De la cintura pende un rosario de cuentas gruesas. Coronando su cabeza se halla una diadema de plata que por su diseño, con rayos flameantes y rectos alternativos, es anterior a 1750.

La presencia por primera vez de una escultura de san Antonio Abad en la parroquia de Los Silos data de 1748, fecha del inventario hecho por el venerable cura don José Guillermo de Mendoza. En él se cita una imagen de dicho santo, emparejada con la de san Blas, en el retablo de Ánimas, formado por un cuadro de altar con su frontal de tela negra: Por vn retablo con vn quadro de animas y en el dos ymagenes, vna de Sn Blas y otra de Sn Antº Abad, con su frontal negro en bastidor. El inventario anterior, efectuado en 1731, nos permite situar su llegada a la iglesia después de esa fecha y antes, en todo caso, de 1748. Dentro del templo, la imagen ha cambiado varias veces de emplazamiento; y en el inventario de 1776 figura en un retablito en el baptisterio junto a otras tallas, entre ellas la de san Antonio de Padua que aún se conserva en las dependencias anexas a la iglesia: Yten vn retablito con su altar en la capilla del batisterio con las imágenes de N. S. con la de Sn Pedro en su nicho del medio con su belo, a un lado Sn Antº Abad y en el otro S. Antº de Padua q tiene el niño con su corona de plata y S. Antº Abad con su diadema de plata1. A finales del siglo XIX, el 1 de enero de 1896, se constituyó la cofradía de san Antonio Abad, de la que fue su mayordomo fundador don Domingo Yanes Álvarez.

En un artículo publicado en la prensa, el investigador Eduardo Espinosa de los Monteros y Moas aporta al estudio de la pieza una noticia importante extraída de la documentación, obrante en el archivo de la casa de Martínez de la Peña, donde se conserva el diario del presbítero don Miguel Martínez de la Peña y Hernández. Al parecer, éste último retiró en 1872 del taller del pintor santacrucero Juan de Abreu una escultura de san Antonio Abad, depositándola en la casa que poseía en La Laguna el deán don José Martín Méndez en el mes de noviembre del mismo año. La siguiente noticia nos sitúa unos meses después, cuando el 18 de enero de 1873, víspera de la celebración de los festejos en honor al santo, fue bendecida. Basándose en este diario, el citado investigador atribuye su hechura a las manos de Juan de Abreu. Sin embargo, la labor profesional de este artista se centró en la pintura y no se conoce obra escultórica suya alguna hasta el momento. Tales circunstancias, unido a la propia factura de la obra, alejada de los modelos imperantes a finales del siglo XIX, nos hacen replantearnos si realmente se trata de una nueva escultura o –lo que nos parece más verosímil– una reforma de la antigua talla aprovechando su cabeza y manos y añadiéndole las actuales telas encoladas en sustitución de los vestidos naturales anteriores. Compartimos, en este sentido, la misma opinión del profesor Alfonso Trujillo Rodríguez, que destacaba en esta “imagen de San Antón la factura de sus manos, pero principalmente su poderosa cabeza, de un apreciable realismo de líneas y expresividad psicológica, datos que hacen referencia indudable a algún maestro bien dotado de nuestro barroco del XVIII”.

JALP

 

 

 

 

 

 

1 APLS: Libro II de cuentas de fábrica, ff. 124, 255 y 303.

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